La base de la alimentación sostenible
La alimentación es la causa del 34% de nuestras emisiones globales (1). De hecho, el sistema alimentario por si solo es capaz de calentar el planeta 2ºC (2). Eso no es todo. Gastamos el 70% de nuestra agua potable en la comida (3), el 50% de la tierra habitable está ocupada por granjas (4) y el 78% de la eutrofización proviene de la producción agraria (1). ¿Conclusión? La transición alimentaria es imprescindible.
Comer tenemos que comer. Estamos hablando de una necesidad, no de un lujo. Bajo esta premisa surge la gran pregunta: ¿por qué contamina tanto el sistema alimentario? ¿Es posible llevar una alimentación sostenible?
Comer local y sin apenas envases, este es el consejo que más veo que se repite para tener una alimentación sostenible. Analicemos como de efectivo es:
El transporte representa el 4,8% de las emisiones del sistema alimentario, si hacemos el calculo eso es el 1,6% de las emisiones globales.
¿Y sicompramos todo a granel cuanta emisiones reducimos? Hay que hacer el mismo calculo. Los envases son el 5,5% de las emisiones de una alimento, a nivel de todas nuestras emisiones globales representa el 1,87%.
¿Realmente comer local y a granel debe ser lo prioritario?
Sí, es cierto que todo suma. Sin embargo, necesitamos reducir nuestras emisiones globales un 90%. Tenemos que centrarnos en las acciones más efectivas. Comer tofu hecho en Asia envasado en plástico es más sostenible que comer un filete de la granja local más cercana a tu casa aunque lo compres con tu propio envase. ¿No me crees? No pasa nada. No tienes que creerme porque si.
Mi objetivo es traerte los datos para que alcances tus propias conclusiones. Dicho esto, ¿eres capaz de creerlo? ¿Quieres aprender sobre alimentación sostenible o estás buscando excusas para comer lo mismo, pero sin culpa?
En esta gráfica cada barra representa las emisiones de producir 1 kg de cada alimento indicado. A su vez las barras están dividas por colores para marcar qué proceso es el causante de dichas emisiones. Transporte en rojo, envase en gris. Aunque eliminemos estas dos franjas los alimentos de origen animal siguen muy por encima de los alimentos vegetales.
Esta conclusión no es mía. No he tenido ninguna epifanía. Este es el consenso tras años estudiando miles de granjas por todo el planeta (1). Así lo indican los informes: las emisiones medias de los productos animales son entre 10 y 50 veces mayores que las de productos vegetales. El transporte, la venta al por menor y el envase tienen un impacto mínimo en comparación. Es decir, lo más importante es qué comemos.
La nutrición entra en la conversación. A la hora de escoger qué comer sin duda hay que hacer una comparativa nutricional. Cuando hablamos de carne principalmente pensamos en proteína. Comparemos entonces el impacto de comer 100g de proteína animal vs 100g de proteína vegetal.
Las legumbres, frutos secos y semillas ganan por mucho. Me centro en estos alimentos porque son proteína de alta calidad. Comparar pollo con tomate no tiene sentido, nutricionalmente hablando. Si quieres comer más sostenible vas a cambiar el atún de la ensalada por garbanzos, no por tomates, café o chocolate. Esto que parece tan obvio es un truco típico de la industria cárnica para generar confusión. Igual que no tomamos queso para la vitamina C, no comemos tomates por su proteína.
Si nos dan comparaciones que no tienen sentido nutricional… difícilmente sacaremos una conclusión útil. Esta estrategia de confusión le sirvió a la industria tabacalera durante años y la industria cárnica la está copiando para escoger cuánto contamina.
Desgraciadamente no es tan sencillo como sacar la gráfica y listo. En general no nos gusta cambiar nuestos hábitos. La resistencia humana al cambio es muy grande. Por eso la reacción más típica al ver estos datos es preguntar: ¿y si mejoramos el sistema de producción de carne?
Los datos que hemos visto hasta ahora es la media ponderada de datos recogidos de 38 700 granjas distribuidas por 119 países. En esta gráfica la distribución representa la variabilidad. Es cierto que producir 100g de proteína de ternera puede generar desde 9 kg de emisiones a 105 kg. ¿Cual es la carne más sostenible? La más cruel.
Meter a los animales en granjas sin apenas espacio para moverse, con piensos optimizados para el engorde y todo industrializado es cruel, pero reduce las emisiones. Aunque estas granjas son un problema local porque contaminan enormes cantidades de agua, los gases son tóxicos para la población cercana, aceleran la resistencia a antibióticos, etc.; a escala global emiten menos gases de efecto invernadero.
La ganadería industrial no ha surgido por pura maldad. El objetivo principal no es maltratar animales y contaminar todo a su paso. El objetivo es vender. La ganadería industrial es la respuesta a la demanda ciudadana: “queremos comer productos animales a diario y a bajo precio”. Aunque nadie quiere una macrogranja en su pueblo no se habla del macroconsumo.
Antes la ganadería no era un problema tan grave porque antes se comía mucha menos carne. La diferencia clave es la cantidad, no la forma de producir. De hecho, en los países que se ha aumentado la venta de carne, pero mantenido la ganadería extensiva se ha disparado la deforestación (5). En Ecuador, Guyana y Venezuela más del 80% de la tierra son pastos (6). Comparado con el asfalto de las ciudades parecen paisajes naturales. Nada más lejos de la realidad. Los pastos se consiguen a base de quemar los ecosistemas propios de la zona.
Aquí falta claramente un argumento ético. ¿Se compensa todo el sufrimiento animal en granjas y piscifactorías industriales porque se emite menos? Pues la verdad es que… ni si quiera con un sistema tan cruel y eficiente consiguen los productos animales ser más sostenibles que las proteínas vegetales. Las legumbres ganan tanto en ética como en sostenibilidad. Eso sin entrar en salud.
Las recomendaciones sobre consumo de productos animales han cambiado mucho desde 2010. Antes se hablaba d una reducción del 30%… ¿ahora? La mayoría de estudios hablan de un reducción del 80-90% o hasta, directamente, se resalta una alimentación 100% vegana como el cambio ciudadano más efectivo contra la crisis climática (7). ¿Qué ha cambiado en todo este tiempo?
En mi opinión ha sido un cambio principalmente social. Las soluciones propuestas tienen que ser realistas dentro de la sociedad. Cada vez hay más opciones. Algunas novedosas como las cernes y leches vegetales. Otras pueden ser recetas de toda la vida que se están dando a conocer como el hummus o el tofu. Estamos viviendo un efecto dominó que poco a poco nos acerca a una alimentación sostenible.
Si buscas apoyo para poner en práctica lo que has aprendido lo mejor son estos 5 consejos para reducir tu consumo de carne. También me tienes en instagram a diario, tanto con información como con una visión de mi día a día aplicando lo que sé sobre sostenibilidad.
Nos leemos pronto,
Bárbara
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Referencias:
1) Poore, J., & Nemecek, T. (2018). Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers. Science, 360(6392), 987-992.
2) Crippa, M., Solazzo, E., Guizzardi, D. et al. Food systems are responsible for a third of global anthropogenic GHG emissions. Nature Food (2021).
3) FAO. (2011). The state of the world’s land and water resources for food and agriculture (SOLAW) – Managing systems at risk. Food and Agriculture Organization of the United Nations
4) Ellis, E. C., Klein Goldewijk, K., Siebert, S., Lightman, D., & Ramankutty, N. (2010). Anthropogenic transformation of the biomes, 1700 to 2000. Global Ecology and Biogeography, 19(5), 589-606.
5) Biodiversidad LA (2019) La Ganadería extensiva explica la mayoría de la deforestación en América latina.
6) FAO (2005) La ganadería extensiva destruye los bosques tropicales en Latinoamérica
7) IPCC (2022) Mitigation of climate change.
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